Prólogo para “Las chicas tristes sonríen desde dentro” de Cande Delgado

Será por eso de que abril es el mes preferido de los poetas y que es imposible salir de un corazón sin romperle que cuando la vida golpea con fuerza y conoces el desamor como el mayor golpe, como la mejor caída por el más precioso de todos los precipicios, hace que las chicas tristes como Cande y como yo sonriamos por dentro, llenándolo todo de mil colores.

Así es ella, baila con la nostalgia y quiere bailar y brillar por encima de las estrellas, porque el brillo de una estrella nunca se apaga en el cielo.

Su corazón habla en silencio pero no su libro, que después de viajar tantas veces por el litoral del desamor, sana con palabras en un intento de rimar la vida pasada, presente y futura; porque aunque a veces se caiga siempre resiste y vuelve a resurgir en un nuevo intento de derramar tinta para encontrar una nueva horma de su zapato.

Este libro muestra la esperanza en una puesta de sol con aroma canario, es un vuelo de tres horas hacía un paraíso convertido en isla.

Es como un viaje de donde sabes que vas a regresar, tal vez sola, pero mas tú, más llena de vida, aunque solo puedas sonreír desde dentro pero sabiendo que lo harás con una nueva sonrisa y con la certeza de saber que llegará alguien a hacer que vuelvas a sentir que el dolor tal vez nunca se cura, que las cicatrices nunca van a desaparecer pero que todo puede suceder y que vuelvan a abrazarte otra vez tan fuerte que todos tus pedazos rotos se vuelvan a unir.

Y es que estos poemas tienen luz propia, dolor que nace y muere para volver a convertirse en dolor pero que un día por fin desaparece y hace que la ruinas que dejaron construyan este poemario lleno de vida, donde casualidad y destino dejan de existir para fusionarse en el más puro sentimiento que puede describir a Cande; el amor y las olas que la llevan al mar en el que nunca deja de bailar, de soñar de sentir que no se puede vivir sin amar.

Vivir tanto que la vida frena cuando compartes un silencio y no te deja mover los pies.

A Cande la sucede lo mismo que me pasó a mí; ella solo quiere bailar bailar, bailar con la vida y creo que las dos sabemos cómo hacerlo.

En su poesía abre su corazón y nos muestra que el pasado nos hace más fuertes y nos ayuda a mitigar el dolor; que es libre, poética y con una pasión desenfrenada por vivir, por sentir y hacer de la vida un lugar donde quedarse.

Que por más puñales que se claven en su alma, nunca dejará de sonreír porque sabe cómo hacerlo, aunque a veces tenga que hacerlo desde dentro.

Gracias Cande por mostrarnos el mundo como solo tú sabes hacerlo, por estas letras que tienen ritmo propio para bailar con la vida y nunca dejar que se apague tu estrella.

Para Cáprica Ediciones.