Eva Ferreira recita en Culturas de Barrio

Esto es cultura, esto es todos los barrios.

Llevamos poesía donde a veces falta ruido. O sobra silencio.

Culturas de Barrio no es solo un proyecto, es una forma de caminar distinto.

Recorremos esquinas, plazas, centros culturales, espacios abiertos…
Lugares donde la poesía no siempre llega, pero donde siempre hace falta.
Vamos con la voz cargada de historias, con la garganta templada por la vida,
y con un solo objetivo: compartir palabra viva.
Palabra que toca, que se queda, que incomoda a veces, pero nunca pasa de largo.

En cada barrio que visitamos, algo se despierta.
Gente que se detiene a escuchar.
Miradas que se cruzan por primera vez sin prisa.
Silencios que se rompen con un verso.
Y eso —eso tan simple y tan potente— es lo que me sigue moviendo.

Porque recitar en la calle no es solo alzar la voz:
es permitir que la poesía respire entre el ruido cotidiano.
Que se vuelva puente.
Que sea casa.

✨ En los próximos días voy a estar compartiendo más contenido de este proyecto: imágenes, reflexiones, versos sueltos y momentos que merecen quedarse un rato más. Si quieres acompañar este recorrido, puedes seguir leyendo en esta web.
Y si te vibra lo que escribo, te invito a suscribirte para recibir nuevas publicaciones, textos inéditos y pedacitos de poesía directo en tu correo.
Gracias por estar del otro lado. Por leer. Por sentir.

 

Esto se llama cultura, culturas de barrios.

Tan solo soy una poeta y solo quiero dejar mi mensaje.

Escribir,

aunque solo sea para mí.

Pero que también lo pueda compartir con otros.

Compartir como estamos haciendo ahora aquí.

Juntar nuestras artes, luchar por lo que aún creemos y con lo que nos sostenemos.

Aunque sea en el aire,

Pero que nunca se caiga nuestro castillo de naipes.

Que se note que somos de barrio y que la cultura nunca se apague ya que para mí es como fuego que arde.

Y que nunca se apague,

lo que siento y lo que creo.

Lo que llevo dentro,

lo que tú también llevas,

aunque te hagan creer que no creas.

Porque te vetan,

Porque te llenan de miedos injustos,

Como tantas guerras que nos asustan y parece que no terminan nunca.

Pero yo tengo claro lo quiero y en lo que creo.

Con mis manos, con mis letras, con los miles de bolis que he gastado y perdido la cuenta.

Porque creo en lo que tú creas, con tus manos, con tus piernas, con un baile o con todo lo que sale del pecho que hay sacarlo afuera.

La pintura que se crea de un suspiro engatillado donde darle forma es crear arte en su mayor significado.

La música que amansa a las fieras y apacigua las guerras.

No fue un ensayo.

No fue un guion.

Fue el barrio hablándonos bajito,

las palabras encontrando cuerpo en la calle,

y la poesía haciéndose carne en cada mirada compartida.

Nos encontramos sin mapa,

como se encuentran los que sienten igual.

Y nos volveremos a encontrar.

Porque mientras el arte siga vivo,

mientras haya una voz que diga lo que otros callan,

mientras alguien se emocione escuchando…

ahí estaremos.

Para que nunca se te olvide,

que somos de donde nacemos

y sobre todo en lo que creemos.

Somos de barrio y eso no nos lo puede quitar nadie.

Somos lo que creamos y en arte queremos compartirnos.

Porque esto no es solo arte.

Es memoria.

Es comunidad.

Es “Culturas de barrio”.

 

🖤
— La poeta que quería volar. Julio 2025

 

Gracias también a cada espacio, cada barrio y cada rincón que nos abre sus puertas.
Donde no solo llega la poesía, sino también la música, la pintura, el teatro.
Gracias por creer en el arte como herramienta de encuentro, de expresión y de comunidad.

Eva Ferreira (@lapoetaquequeriavolar)

Te quiero

y a veces no puedo soportar que te hayas ido.

Porque te quiero.

Es que la distancia a veces separa porque no te tengo,

pero te siento,

pero la distancia porque te has ido.

Pero te quiero.

 

Aunque eso no me duele,

me duele no sentir tus besos,

tu piel rozando mi pelo,

tus dedos rizando mis sueños,

tus ojos latiendo mirando mi cuerpo,

tu abrazo en el tiempo sigue apretando mis sueños.

 

Mis sueños se hacen eternos,

los tuyos se quedan tan lejos,

mi sino es quedarme,

el tuyo marcharte.

 

Tú corazón es tan grande,

el mío solo sabe abrazarte,

aparte de sueños,

que nunca se quedan pequeños,

pero que nunca cesan

y mi corazón solo sabe escribir versos.

 

Esperando que vuelvas en estas letras,

que tampoco nunca se quedan pequeñas,

porque te quiero.

 

Y no me gusta decir porque, ni pero,

pero es la manera de reafirmar que

te quiero.

 

Porque amar, amor es lo único que nos queda.

Febrero 2024

¡POR NOSOTRAS, POR LA LUCHA!

 

¿Y que es la Sororidad?
-me dice.

Y yo le digo que es una mujer
vestida de blanco, pero no
porque sea pura
sino porque es bella por dentro
y por fuera.

¿Qué es muy guapa?
-me dice.
Y yo le digo que la belleza
reside en ella porque siempre
termina sonriendo por más
veces que la hieran.
Que afronta la vida luchando
y se levanta por las mañanas
dispuesta a comerse el mundo,
porque tiene tantas ganas de vivir
que por mucho peso que lleve encima
consigue levantarse.

¿Y por qué lleva tanto peso?
-me dice.
¿Acaso lleva una mochila?
Y yo le digo que más bien es una carga pesada.

Mira pequeña, es una metáfora
de por qué las mujeres
aunque todas seamos diferentes
tenemos que luchar juntas,
apoyándonos,
día a día,
por nosotras,
por nuestros derechos.
Por qué todavía a día
8 de marzo de todos los años…

Seguimos teniendo DESIGUALDAD
Y NO ES JUSTO.

Si no se nos oye
no conseguiremos que se nos
reconozca lo difícil que es
y el esfuerzo que tenemos que hacer
para ser mujer.

Es decir,
Madre, Hermana, Hija, Abuela, Nieta, Tía, Sobrina, Trabajadora, Estudiante
y además de todo esto,
llevar y sacar un hogar adelante…

 

Por nosotras, por la lucha, porque podamos seguir creando un mundo mejor donde no tengamos que sentir miedo y que ningún hombre se crea dueño de nuestras vidas.

La Evita Perón de mi revolución ni se llama Eva ni se apellida Perón.

Nació ocho meses antes que yo y se la llena la boca de verdades

sobre todo cuando salgo por peteneras sobre mis vanidades.

Siempre tiene la razón por más que me joda a veces,

más bien siempre sabe lo que es mejor para

y me lo recuerda no solo cada vez que me confundo o no hago lo correcto,

sino incluso antes ella sabe que la voy a cagar.

 

Por eso amo sus cualidades, aunque el pronto la pueda,

pero eso es lo que más me gusta que es sincera pese a quien pese.

Y de nuevo ella en cada movimiento que hago tal vez en falso por eso de las dudas,

la tengo en mente, escucho sus palabras sin tenerla delante,

siempre está y eso es algo que no puedo olvidar.

 

Porque a veces la vida pesa más que un mundo

y ella siempre está para recordar que no hay nada que pueda con nosotras,

solo hay que sacar fuerzas y luchar.

En el pasado, presente, futuro no me imagino sin ella porque es la persona que ha hecho de la vida la alegría de tenerla,

aunque a veces, la vida duela.

Su filosofía cualquier vudú la envidiaría.

Pero no solo por eso si no por muchas más cosas que no caben en un poema,

ni siquiera en un libro.

 

La Evita Perón de mi revolución ni se llama Eva ni se apellida Perón.

Se llama Julia Valle y es sangre de mi corazón.

 

(Este poema lo escribí un día que cumplía años y recordé que las piezas del puzle no siempre encajan si falta alguna, pero no por eso hay que dejar de intentar construirlo.)

“De todos los colores… me quedo contigo”

Este poema forma parte de una colaboración muy especial con otros poetas que, como yo, forman parte del Poetry Slam. Un espacio donde las palabras no solo se escriben, sino que se sienten, se gritan, se comparten. Cada verso que nace ahí es un reflejo de lo que somos: vulnerables, intensos, vivos. Y este texto es solo una muestra de todo lo que puede surgir cuando nos unimos desde la emoción y la voz.

Hay textos que no se leen, se sienten.
Este poema me encontró en uno de esos días en los que una parte de mí necesitaba recordar que no todo es gris, aunque lo parezca.

Me hizo pensar en cómo a veces cargamos sombras que no son nuestras.
Cómo aprendemos a vivir con capas de tristeza que ni siquiera nos dimos permiso de soltar.
Y sin embargo, también me recordó esto:
Que siempre hay un color al que podemos volver.
Uno que nos nombra, que nos abraza sin pedir explicaciones.
Uno que no niega el dolor, pero lo ilumina.

Hoy, ese color —ese refugio— eres tú.
O soy yo.
O tal vez, somos todos cuando decidimos quedarnos con lo que de verdad importa.

 

Nunca antes una escala de grises había llenado mi vida de tanto color.
Nunca antes había sentido tanto el gris en mi piel hasta fundirse en un átomo
de consciencia ante mi propia realidad.
Nunca había estado sumida en tonalidades vertiginosas que han pasado
de casi negro a casi blanco.
Nunca un color oscuro me hizo encontrarme despertándome con toda esa luz
brillando en la oscuridad.

Sumida en el vertiginoso momento en el que te estrellas en tu propia realidad,
para resurgir de las grises cenizas del humo del pasado con cierta introspectiva,
que me hace sentir aún más viva.

Hubo días, demasiados días siempre grises, siempre ausentes, demasiados días,
demasiadas noches, siempre grises.

Un cielo que no dejaba nunca ver el sol,
una luna que se apagaba por no poder ver brillar las estrellas,
durante varios años eclipsados por energías negativas.

Entonces recordé que la polaridad de las cosas cambia
y empecé a confiar hasta que la lluvia dejó de caer,
porque no solo llueve en el corazón, también llueve en el alma.

Y todo se volvió tornasolado, transmitiendo su color irisado,
en felicidad que habita en mi.
Habita cromático con los cinco sentidos,
destacando el plata que brilla transformándose en mi color favorito,
apoderándose de todo lo que me rodea convertido en sonrisa infinita.

Traspasando la barrera de la tristeza, superando el abismo de no caer al vacío,
disfrutando del camino porque no me hace falta llegar,
solo recorrerlo sin llorar
y aflorar los sueños para poder hacerlos realidad sin ninguna impunidad.

Amando un solo color por encima de todas las cosas,
donde solo puedo decir gracias,
gracias por enseñarme lo bonita que puede llegar a ser la tristeza.

🖤
— La poeta que quería volar.

Plomo es una antología poética que reúne el trabajo de treinta y cinco poetas vinculados de diversas formas al espacio literario Poetry Slam Santander. Un libro colectivo es la convergencia de textos inéditos basados en dos conceptos, gris y azul. Y, también, es un libro que habla sobre la rutina, las nubes, el tiempo, el mar…